jueves, 14 de abril de 2011

Blame

Desde el centro de mi cuerpo emerge una sombra, que se achica y se agranda conforme pasan las horas. Parte de mi estómago, sigue por las costillas apoderándose de mi corazón y subiendo por mi garganta hasta callar mi boca y nublar mi vista. Baja por mis piernas, me inmoviliza, me quita toda posibilidad de locomoción.
Sin embargo, el peor daño lo hace cuando llega a la cabeza, me carcome el cerebro de la misma manera en que corroe mi cuerpo. Me hace pensar y pensar, retorcerme en mi misma y maldecir mi propia suerte.
Son miles de víboras que se comen mis entrañas, la sensación de un pequeño mundo que está calmo, como quién aguarda con temor la llegada del huracán para acabar derrumbándose.
Es un abismo completo en mi mente, la dicotomía entre estar bien y estar en la angustia. Pero angustia no es el término que quiero destacar, es distinto, es parte de ella pero al mismo tiempo independiente porque no siempre que estoy angustiada lo tengo (gracias a dios).
Una fuerza maligna que me lleva al lado oscuro y hace lo posible para que no me pueda ir.
La culpa me consume, pero qué puedo decir? Lo hecho está hecho y yo no me arrepiento.

(Data de unas semanas antes de la fecha en la que aparece posteado)

No hay comentarios: