viernes, 8 de octubre de 2010

OA

Algunas cosas me exceden, me exceden. Esta situación, el interrogatorio, no lo soporto un minuto más. Romperé mis cadenas.
Este juicio incesante debe terminar de una vez por todas. Me cansé de ser juzgada. Los reproches no tienen sentido, no tenes derecho a hacerme sentir una criminal. No sé cuando  te di derecho a pasarme factura de cosas que jamás pasaron y que son mías. Yo manejo mi destino, soy la dueña de mi vida, jamás la venderé y, de todas formas, nadie va a comprarla. Pero es mía.
Soy como soy, me gusta salir, divertirme, soy colgada, muchas veces no presto atención, soy flashera y vivo flasheando. Pienso, siento, soy humana, también, quisiera saber cuando se te olvidó eso.
Odio que se metan en mi vida. A cada segundo siento que me estas juzgando.
Qué poco me conoces, qué poco!
Podes dejarme hacer mi vida? si seguís así no estarás más en ella. Detesto ser determinante pero esto me excede, me exaspera.
Al fin y al cabo, cuando baja el martillo, tu veredicto final siempre es el mismo: " Julieta, sos cualquiera"

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