Una cucaracha. Soy una cucaracha: esquivo las pisadas aunque provoco repudio. Hoy me siento así de asquerosa, sin la ventaja de las voladoras: carezco de alas. Tampoco corro con la suerte de las orugas, jamás seré mariposa. Confinada a salir en la oscuridad, a ocultarme de la luz que deja ver lo que realmente soy: mis defectos, los errores, los pasos en falso.
Juro que no se que hacer si mucho resulta ser demasiado y lo poco no vale la pena. Ni en los sueños mas preciados vas a fijarte en una cucaracha.
Hurgando entre mis entrañas voy descubriendo algunas verdades que no me hacen sentir bien, se me acaban los argumentos y temas de conversación. No quiero ser molesta ni pesada; me rehuso a ser un patético mosquito, ya son plaga. En fin, una de esas verdades es tan incomoda que hasta vergüenza me da plasmarla: me es muy difícil admitir lo mucho que me estás gustando. Eso es un problema.
Debo dejar de correr cuando veo la luz. Estemos a oscuras, permitime ser yo misma. No quiero seguir temiendo a las pisadas, me cansé de ellas hace mucho tiempo. No sirvo para estas cosas. Como si fuera poco se complica aún más: mi mente me miente, me confunde y me enrosca, es una víbora ( apretará hasta matarme). Llegué al borde no puedo seguir mirando atrás, me decidí voy a hacer todo lo que este a mi alcance para ser una mariposa.